Canquiñero,
gallero y sombrillero.
Todos conocimos
a ésta legendaria figura de nombre Juan Durán (duran canquiñas), único en su
especie aquí en Montecristi, jamás nadie ha pedido vender canquiñas tan crujientes
como la de éste insigne Caballero, generaciones enteras de jóvenes íbamos al patio
de la Iglesia “San Martin” a canjear recorte de canquiñas, y esperábamos entre
humo calor el proceso de elaboración, todos los recortes se cambiaban por fundas
de cementos que se votaban en las construcciones, todos nos empeñábamos donde
hubiese construcción esperar las fundas vacías.
Terminado el
proceso y enfriada la caldera como decía Duran, nos decían váyanse y luego salía
por colmados a colocar en venta el producto elaborado ese día.
De temprano
siempre por la mañana el señor Juan Duran como gallero que era, se dedicaba a
sacar los gallos para calentarlos al sol, y quienes nos quedamos cuidándoles los
gallos recibíamos mayor cantidad de recorte en lo que el salía a distribuirlo
en las pulperías, las jugadas de gallos para entonces eran solamente los
domingos, no como hoy día que juegan hasta los lunes.
Las reparaciones
de sombrillas era otro de los oficios de Juan Duran (canquiñas) en aquél tiempo
se arreglaban este amuleto que usaban las mujeres, no como ahora, que a nadie
se le ocurre mandar arreglar una sombrilla, siempre solíamos ver entre 10 y 15
sombrillas esperando por sus dueñas que paren a recogerlas, pero eso sí, que
nadie que no le pagara se llevaba su sombrilla, siempre el decía: “Y con qué,
juego mi gallitos, sino me pagan mi trabajo”. Todavía nadie se ha dedicado a
este oficio en Montecristi.